Asalto a la autosuficiencia rural

Iritzi artikulua

Publicado en El Salto | 31/03/2020

La España vacía, la España rural, está viviendo en estos días de confinamiento una situación de asalto a la autosuficiencia. Las medidas urbanocentristas del decreto ley están dejando un vacío interpretativo enorme sobre las necesidades del campo, y asistimos perplejos a imposiciones que rozan lo irracional. Somos muchos los que viviendo en el medio rural tenemos la gran fortuna de poder abastecernos en gran medida de la tierra, cubriendo muchas de nuestras necesidades básicas sin tener que asistir en masa a superficies de consumo, evitando de esta manera contactos innecesarios y aglomeraciones.

Estamos convencidos de que al aprovechar los recursos que nos rodean (huertos, leña, agua, animales…) contribuimos favorablemente a la no propagación del virus. Somos pocos y el campo es muy grande; hay espacio suficiente como para no cruzarnos con nadie; y en el caso de que así pudiera ser, planificarlo es fácil para que no suceda. Sin embargo, y contra toda lógica, las autoridades nos están impidiendo realizar tareas de autoabastecimiento necesarias en este medio.

No sabemos el pretexto, pero no podemos ir a por leña para calentar nuestras casas en un momento en que muchas familias están bajo mínimo pensando, cómo ha pasado otros años, que en está época ya no sería necesario encender la estufa. Pero se avecina una semana de heladas… Residimos en una zona en la que el agua de la red, aún siendo potable, no es buena para beber (como hemos podido saber tras la realización de análisis químicos enviados a laboratorio gracias a una iniciativa popular del pueblo). Es por eso que muchas vecinas prefieren desplazarse a recoger agua de los manantiales, debido a su pureza y calidad, mucho más adecuada y beneficiosa para el consumo. Sin embargo, y ante este estado de alarma, las fuerzas de seguridad no consideran apropiado el que nos abastezcamos de agua en las fuentes manantiales para evitar aglomeraciones (cosa que como ya se ha dicho, con un mínimo de organizacion sería fácilmente evitable), y nos instan a comprar agua embotellada en supermercados cuando es allí, precisamente, donde más aglomeraciones se forman…o a beber agua del grifo, que como ya hemos dicho, aunque sea potable dentro de los parámetros legales, no presenta las condiciones idóneas para consumo humano.

“Acabo de llamar a la guardia civil de Talavera a ver qué me decían al respecto de la leña y el agua. El agente que me ha atendido me ha dicho que no se puede salir a por ninguno de estos recursos. Según él no es de primera necesidad. Sólo ir al súper y a trabajar. Y a mi pregunta de que la leña no la venden en el súper, me dice que entonces compre un calefactor”, denuncia una vecina del pueblo.

Ir a la huerta para el autoconsumo resulta cada vez más peligroso en un momento crucial para la plantación, que si no se puede hacer, desabastecería a muchas familias de verdura no solo durante el estado de alarma sino durante gran parte del año. Sobra decir que para el cuidado de parcelas de autoconsumo carecemos de contrato de trabajo, porque nada tiene que ver con la explotación comercial de la tierra. Y no entendemos el peligro en acudir en solitario a un terreno que te pertenece, por propiedad, alquiler o cesión (no siempre demostrable), y al que nadie más va a ir.

Como siempre, dependemos del agente de turno y de su capacidad de interpretación del decreto… así que, o nos exponemos constantemente a la posibilidad de ser multados, o nos quedamos en casa viendo como los recursos que teníamos al alcance y que creíamos que nos hacían más libres, se desprecian y desperdician, siendo sin embargo un salvoconducto para abastecernos sin contribuir a la propagación.

Nos parece importante que el decreto ley se revise, se concrete y se adapte a nuestra realidad y a las necesidades y particularidades de la vida rural

“Nosotros hemos llamado a la Guardia Civil para preguntarle y nos ha dicho que no, que no se puede bajar a los huertos a no ser que tengas animales que atender” se queja una paisana del pueblo de al lado. Pero, y volvemos a lo mismo, si podemos comprar una lechuga (si la hay) en un comercio lleno de gente…lo que nos lleva al siguiente punto: El altísimo precio y desabastecimiento de los pocos productos que se encuentran en la pequeña tienda de alimentación, y en la farmacia (las dos únicas tiendas del pueblo) nos obliga a desplazarnos a los comercios del pueblo más cercano.

Y para nuestro asombro, esto también es susceptible de sanción, lo que provoca, paradójicamente, que en un pequeño pueblo de la Mancha, en el que habitualmente te cruzas con muy pocas, por no decir ninguna persona, se estén creando todas las mañanas corrillos de gente alrededor de la tienda y la farmacia. Y todo esto sin hablar ni querer extendernos, porque entendemos que es más polémico, con las sanciones que puedes recibir si das paseos en solitario por el campo, con el bien que una práctica así podría hacer en la salud física y mental del individuo y la comunidad. Paseos que pueden aprovecharse incluso para recolectar (más en esta época del año) diferentes recursos que nos da la naturaleza, como espárragos, ortigas, malvas…y que también nos abastecen.

Nos tratan como si fuéramos personas infantiles e irresponsables, incapaces de asumir el compromiso de evitar la propagación del virus y su contagio. Esta es la realidad que estamos viviendo en un pequeño pueblo de Toledo, pero estamos convencidos de que es la realidad de muchos otros.

Queda claro que ante el estado de alarma, sigue imperando el consumismo cueste lo que cueste. Sabiendo además que estas medidas van a sentar un precedente en futuras crisis, nos parece importante que el decreto ley se revise, se concrete y se adapte a nuestra realidad y a las necesidades y particularidades de la vida rural, en muchos aspectos diferentes a las de las ciudades. La España vacía está en realidad habitada por muchas personas. Personas que necesitan cubrir sus necesidades básicas de alimentación, abastecimiento de agua para beber, de leña para calentarse y de cuidado del entorno… Huertas, animales y bosques no saben de cuarentenas y requieren las mismas atenciones que siempre se les ha brindado.

En momentos de crisis productiva necesitamos más que nunca la autosuficiencia del mundo rural. Queremos que se nos deje cuidar de nuestros recursos para poder ser más sostenibles. Para mantener nuestras economías locales a flote, para no depender aún más del mercado global. Para seguir tejiendo nuestras redes de apoyo y solidaridad, y para no seguir extendiendo el contagio del virus debido a la centralización del abastecimiento de comida y productos básicos.