Agresiones policiales en fiestas. César Manzanos, Doctor en Sociología

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     El movimiento feminista en fiestas, nos ha dado una lección sobre como visibilizar y responder a las agresiones machistas, con el fin de romper la impunidad de la violencia contra las mujeres. Esta iniciativa, podríamos extenderla a otro tipo de agresiones que se están produciendo y, cuyos protagonistas son fundamentalmente hombres, pertenecientes a los diversos cuerpos policiales.

     En el transcurso de las fiestas hemos presenciado directamente o, nos han relatado a través de quienes se dedican a la lucha antirracista y anti represiva, presuntas actuaciones concretas protagonizadas por funcionarios policiales. Por ejemplo, detenciones arbitrarias a manteros por parte de policías vestidos de paisanos, con la consiguiente confiscación de móviles a quienes grabaron estas detenciones en fiestas de Gasteiz. Por ejemplo, policías uniformados que sin previa identificación ni notificación de denuncia, se han bajado del coche patrulla y porra en mano han propinado palizas a jóvenes ebrios por haberles supuestamente insultado cuando pasaban patrullando, huyendo en el coche policial, cuando han sido increpados desde las ventanas por vecinos que casualmente han presenciado los hechos, también en Gasteiz.

     Estos hechos no se denuncian por miedo o desconocimiento de los canales para hacerlo y, revisten una especial gravedad, porque son actos violentos que se producen sin garantías para sus víctimas y que están protagonizados, nada más y nada menos, que por quienes habrían de garantizar nuestra seguridad, nuestros derechos y defendernos de cualquier agresión.

     La línea roja que separa la libertad de la violencia, tiene un nombre y se llama consentimiento. Cuando no hay consentimiento un acto se convierte en agresión, y en fiestas, la cultura machista, clasista y racista se ha encargado de difundir la idea de que “en fiestas todo vale”, vale agredir a las mujeres, explotar a quienes trabajan sin contrato y a destajo para hacer posible la fiesta, mantener el orden a base de abusos policiales y, un largo etcétera de despropósitos, que indican lo alejados que estamos y el largo recorrido por hacer, para conseguir que todo el mundo disfrute de un modo libre e igualitario de las fiestas a lo largo y ancho de nuestras ciudades y pueblos.

César MANZANOS, Doctor en Sociología, Profesor en la Universidad del País Vasco