Entre la nostalgia y la poesía se oyen ruidos, se escuchan voces, a veces lejanas, a veces cercanas, en un ambiente íntimo, cargado de acordes y lejanias se dejan oir los cantos, las voces, los instrumentos de una banda.
No nos dejeis a medias, no queremos interrupciones, dejadnos entrar en vuestra melodia, en vuestro acordes. La noche está lejana como todo lo demás, Lorca en New York y la luna en el cielo, brillando, sin inmutarse, sin sentir compasión por nadie.
Fastuosa, indiferente, maravillosa.
Nos encontramos en este pequeño cuarto, para que salgan las palabras, para que suenen y sueñen las canciones, tan solo 90 minutos de trance, de entrega, solo nosotros solos, con todos vosotros.
Y la luna.
Pero no la luna.
Los insectos,
los insectos solos.
crepitantes, mordientes. estremecidos, agrupados,
y la luna
con un guante de humo sentada en la puerta de sus derribos.
¡¡La luna!!
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